En el artículo anterior del blog dejé caer una cosa curiosa que me había pasado en s’Espalmador. No es algo alucinante, así que tampoco os creéis demasiadas expectativas, pero a mí me pareció un heco bastante curioso y fascinante.
Vamos allá. Como relaté en mi aventurilla de pesca, fondeé y pasé la noche en el marco incompareble de Sa Torreta, o s’Espalmador. Es una bahía, playa, cala de inigualable belleza, aunque durante los meses de julio y agosto se puede llegar a saturar bastante de pequeñas embarcaciones. Además, por la noche puede resultar defícil conciliar el sueño debido al escándalo que se forman en algunos barcos. Pero aún así, el sitio no tiene desperdicio.
Al llegar allí, aseguré bien el barco y me bajé a dar una vuelta por la playa de blanca y gruesa arena, cabilando a qué dedicaria el dia siguiente: un poco de spinning matutino, para después hacer un rato de curri y acabar pescando sobre una de las piedras que tengo marcadas en mi sonda. Y como es de esperar en estos casos, a nivel piscícola la cosa fue fraudulenta, pero me lo pasé en grande. No hay nada como disfrutar de un dia o dos tranquilo y solo en medio del mar (eso si ya te has acostumbrado al gruñido de un motor Solé diesel 50cv de 27 años)
Total, que me fui para el barco a preparar la carnada para el día siguiente, unos jurelitos y un poco de langostino. Este cebo, es a mi parecer, el mejor para la pesca de fondo. Los restos de la carnada la iba arrojando por la borda, consciente de que la vida marina existente en el lugar daría buena cuenta de ello rápidamente. Además, tenía la esperanza de que se acercara a husmear algún congrio o morena para darle salabre de inmediato. De vez en cuando me asomaba para ver cuál era la actividad debajo del casco.
Era todo perfectamente visible ya que el calado no superaba el metro y pico. La actividad era la normal, pececillos y cangrejos se estaban dando un festín con los restos que les venían como maná caído del cielo.
En uno de los ojeos al fondo marino divisé una figura familiar, era algo alargado, cilíndrico y rosado (ESO NO, GUARROS!!!) Ostia!!! Pensé, vaya gusanote.
Pero al momento lo reconocí, era una TITA…y gratis!!!De inmediato cogí el salabre y la saqué del agua. Efectivamente, no cabía duda. Acababa de sacar del agua una tita como un pino.
La estuve observando un rato, fascinado por el descubrimento, y la devolví al mar; no me hacía falta para nada.
A raíz de este descubrimiento me surgen varias dudas:
- Estaba casi seguro de que este animal no se cría en nuestros mares, pensaba que eran más propios de lugares con extensos arenales y aguas más frías.
- ¿Sería de algún pescador que le habría sobrado y hubiera soltado unas cuantas? La verdad es que por allí nunca he visto pescadores de surf-casting, como mucho a alguno sacando pececillos de roca desde la costa.
- ¿Si las titas viven en nuestras playas, sería posible algún sistema para recolectarlas?
- La tita vino debido a los restos que había depositados sobre el lecho marino o estaba allí de casualidad?
- Los gusanos como las titas son animales filtradores de arena, no me las imagino abalanzándose sobre un animal muerto para devorarlo.
Si entre los lectores haya algún iluminado que sepa algo más sobre este anélido y su posible vida en nuestras costas, sería de agradecer que me sacara de dudas a mí, y seguramente a muchos más.
Y ya que hablamos de gusanos, os dejo la ficha técnica del susodicho animal:
Los poliquetos están compuestos por segmentos corporales cilíndricos identicos, cada uno de los cuales tiene un par de apéndices laterales carnosos, en forma de remo, denominados parápodos. En la parte anterior del gusano hay un prostomio bien desarrollado en el que se encuentran los órganos sensoriales. La boca se localiza en el lado ventral del cuerpo, entre el prostomio y una región posoral llamada peristomio. El ano se localiza en la región terminal, no segmentada, correspondiente al pigidio. Sin embargo, no todos los poliquetos exhiben esta estructura típica, si no que muchos de ellos presentan diferentes modificaciones sobre el patrón básico. Por ello diferenciamos entre poliquetos errantes y sedentarios.
Los primeros pueden ser especies totalmente pelágicas, otros reptan bajo las rocas, y otros son excavadores en sustratos blandos (ya sean arenosos o fangosos). Los sedentarios suelen construir tubos de diferentes grados de complejidad, en los cuales viven y no los abandonan en toda su vida.
Los poliquetos en la parte anterior presentan el prostomio preoral dorsal bien desarrollado dotado con un buen número de estructuras sensoriales. Estas estructuras suelen ser ojos, antenas y palpos ventrales y laterales. El prostomio se prolonga a modo de repisa por encima de la boca y por detrás se encuentra el peristomio.
Los poliquetos errantes están dotados de unas estructuras típicas denominadas parápodos. Son unos apéndices laterales pares que existen en cada segmento del cuerpo; cada parápodo consta de una protuberancia carnosa que surge de la pared del cuerpo, la parte superior de esta protuberanciase conoce como notopodio y la inferior neuropodio. Cada división está sostenida en el interior por una o más varillas quitinosas, llamadas acículas. Existen además unos salientes llamados cirros, uno en la base dorsal del notopodio y otro en la ventral del neuropodio. Según el grado de desarrollo del notopodio y del neuropodio se habla de parápodos unirrámeos, sesquirrámeos y birrámeos (rasgo taxonómico muy importante).
Los ramos parapodiales contienen sacos setales, de los cuales asoman numerosas setas o quetas quitinosas. Cada seta es secretada por una sola célula ubicada en la base del saco setal, y la formación de nuevas setas es continua que reemplazan a las que se desprenden. Los gusanos de fuego (anfinómidos) son conocidos así debido al dolor provocado por el veneno después de romperse las setas dentro de la piel.
En general, los segmentos corporales de los poliquetos son iguales o parecidos a lo largo de todo el cuerpo, pero en ocasiones algunas formas excavadoras y tubícolas tienden hacia una diferenciación del tronco en regiones bien definidas (variaciones de los parápodos o ausencia o presencia de branquias).
La epidermis de este tipo de animales consta de una capa de epitelio cuboidal o columnar cubierta por una delgada capa de colágeno. Por debajo de este epitelio se encuentran una capa de fibras musculares circulares, otra más gruesa de músculo longitudinal (que forman cuatro haces), y una delgada capa de peritoneo. Dentro del ámplio celoma, el aparato digestivo está suspendido por los tabiques y mesenterios. De este modo, cada compartimento celómico está dividido de manera primitivo en mitades derecha e izquierda (en algunos poliquetos esta división ha desaparecido).
Poliquetos excavadores: Muchas especies han adoptado este modo de vida. Consiguen labrar un sistema degalerias recubiertas de moco, sin consistencia, en donde viven. Por ello tienen el prostomio disminuido y afilado, y debido a sus hábitos sedentarios generalmente no poseen ojos, palpos ni antenas. Sus parápodos disminuyen de tamaño (con respecto al de los reptantes) y se desplazan por las galerias mediante contracciones peristálticas (gracias a su desarrollada musculatura circular). Suelen ocupar agujeros más o menos fijos, verticales simples o en forma de "U". Son típicos sedentarios excavadores las familias Arenicolidae y Terebellidae. Muchos excavadores son consumidores no selectivos de materia en depósito, ingieren arena o lodo aplicándo directamente su boca contra el sustrato. También los hay consumidores selectivos de sedimento o materia suspendida. Otros son filtradores que mediante prominencias especiales de función alimentaria captan detritus orgánicos y plancton del agua circundante.